17 de febrero de 2006

Poemas de Vicente Huidobro

Solo

Solo solo entre la noche y la muerte
Andando en medio de la eternidad
Comiendo una fruta en medio del vacío

La noche La muerte
El muerto recién plantado en el infinito
La tierra se va la tierra vuelve

Solo con una estrella al frente
Solo con un gran canto adentro y ninguna estrella al frente

La noche y la muerte
La noche de la muerte
La muerte de la noche rondando por la muerte

Tan lejos tan lejos
El mundo se va por el viento
Y un perro aúlla de infinito buscando la tierra perdida

Tiempo de espera

Pasan los días
La eternidad no llega ni el milagro

Pasan los días
El barco no se acerca
El mar no se hace flor ni campanario
No se descubre la caída

Pasan los días
Las piedras lloran con sus huesos azules
Pero no se abre la puerta
No se descubre la caída de la noche

Ni la ciencia en su cristal
Ni el comprender ni la apariencia ni la hojarasca del porqué
Pasan los días
No sale adolescencia
Ni atmósfera vivida ni misterio

Pasan los días
El ojo no se hace mundo
Las tristezas no se hacen pensamiento
El mar no llega hasta mis pies agonizando

Pasan los días
Y ella es pulmón de noches rompiéndose en sonidos
Y es hermosa como llanura comprendida
Es abundancia de sauces y silencios

Pasan los días
Ella es huracán que desata sus ruidos
Es una gran lágrima cayendo interminablemente
Como una estrella que se volviera loca

Pasan los días
El miraje infinito de las tumbas una a una
No detiene la marcha
Se abren paso hacia el día hacia las horas
Hacia la edad y sus malezas

Pasan los días
Y no se oye el ruido de la luna

Camino inútil

Cortar el suspiro del infinito nacido en nuestro pecho
Cortar la tarde con sus grandes senos desesperados
El miedo de los labios ante el canto que brota
El miedo de la montaña ante la luna
Y del tiempo en mi cabeza ante el tiempo en su vacío

Yo ando sobre mi sangre desesperada
Buscando el rincón secreto de mí mismo
Sin miedo de caer sobre mis montañas
Sin miedo a la tempestad que se prepara en mis ojos

Andando sobre el barco de mí mismo
Sobre este esqueleto sin vuelta y sin tristeza
Andando andando
Amenazado por tanta semilla propia
Por tanta oscuridad que quisiera cantar
El buque tiene sus horas contadas
Lleva un espíritu de savia en su árbol astrológico
Y no me obedece cuando mi voz llega a su destino
Cuando abro los ojos para que quepa el sol

Aliento

El hálito del poema apaga todas las bujías del mundo
No hay más fósforos en el cielo ni el los bolsillos del viento
Hay el poeta y algo grande en torno suyo
Los astros del destino nadan sin ruido
Su aliento propulsor cambia la vida
Arrastra témpanos y borrascas encima del tiempo
Sus ojos leen la eternidad
Sus manos abren la puerta de las estrellas desconocidas
Y él espera arriba de la escala
Él solo ante el absoluto

Un astro gira
Una campana suena
Una campana lanza sus dados sobre los destinos
Entre los hombres
Descienden pasos al fondo del alma
El azar cae sin emoción de los dedos celestes
Los arroyos desembocan en el corazón
Los ríos desembocan en los ojos
El infinito en la palabra
La palabra desemboca en la boca
En la lengua donde el cielo se acuesta

La eternidad se escapa por la ventana
Un misterio se realiza en el espacio
Los lazos se rompen los mares se desatan
Un mundo nuevo vuelve a nacer

El pecho el azar la eternidad
El aliento del poema alumbra el incendio de los cielos que al fin han comprendido su verdad


*Textos pertenecientes al poemario "El ciudadano del olvido", de 1941.